Psicopatología fenomenológica II: Fenomenología de la depresión mayor
Introducción
Hola a todos, en la anterior entrada os hablé brevemente acerca de la fenomenología de la esquizofrenia. El objetivo de esta nueva entrada es conectar lo que ya sabéis, pero aplicándolo a la depresión mayor, de modo que os presento un
breve esquema con el objetivo primordial de poner a la vista que la
sintomatología vivida, experienciada en ambos trastornos difiere significativamente.
Características intrínsecas de los delirios
La forma del síntoma se refiere a la vía según la cual un contenido
dado se presenta en la consciencia, así como la relación que dicho contenido
tiene con el sujeto que lo experimenta.
La forma de experiencia que
caracteriza los delirios en la depresión
mayor es la confirmación, donde se produce la validación de una idea
que el sujeto ya tenía en su sistema de valores y que, por tanto, ya no es la revelación
de algo nuevo como sucedía en la esquizofrenia. De esta forma, los delirios
de culpa característicos de la depresión mayor serían la confirmación de algo
que el sujeto ya sabía. Estaríamos hablando de
delirios secundarios según Jaspers. Estos, a diferencia de los primarios, serían "comprensibles psicológicamente", es
decir, se producirían como un intento del sujeto de explicar una experiencia anormal
o un estado afectivo mórbido.
En la depresión mayor, el contenido se caracteriza por tratar de asuntos
mundanos que expresan preocupaciones ónticas y cotidianas como la integridad
moral, psíquica o financiera. Se habla de los delirios de culpa relacionados
con la integridad moral, los delirios de enfermedad vinculados a la
preocupación de haber perdido la integridad física y de ser una carga para los
demás y, finalmente, los delirios de ruina relacionados con la integridad financiera.
Características extrínsecas de los delirios
El campo preparatorio de la experiencia es la transformación de la
estructura cognitiva del sujeto, de modo que implica cambios en la percepción
de significados de la realidad propia y del mundo.
En la depresión mayor, el estadio
prodrómico de los delirios se caracteriza por una situación creciente de
auto-contradición, un paso hacia delante es un paso hacia atrás. Esta situación
se caracteriza por constantes rumiaciones del sujeto, el cual le da vueltas una
y otra vez a errores imperdonables;
sentimientos de culpa e incapacidad para la planificar las acciones. Esta
incapacidad para la planificación hace que aparezca una necesidad de
simultaneidad, el sujeto intenta hacer varias cosas a la vez, lo que terminará en un bloqueo de la acción (análogo al pánico).
En depresión mayor, los sentimientos de fondo se corresponderían
con un estado de ánimo alterado cuyo principal rasgo sería la despersonalización
afectiva. Los sujetos se quejan de presentar una incapacidad para sentir –una especie de pérdida de los sentimientos– y una pérdida de resonancia
emocional. Esta situación se acompaña de delirios de culpa y de auto-acusación.
En cuanto a la estructura ontológica de la experiencia
en la depresión mayor, el tiempo se caracteriza por una experiencia de
intemporalidad, donde, pasado, presente y futuro se fusionan –el presente
es una mera repetición del pasado–. El cuerpo puede ser percibido con experiencias de
insuficiencia corporal (“mi cuerpo no funciona”), colapso (“mi cuerpo está
podrido”) o de ralentización de las funciones corporales (“mi intestino está
bloqueado”). El espacio se experimenta como mucho más pequeño e inaccesible
(“el espacio parecía una eternidad”). Con respecto al self, se
produce una alteración del yo narrativo,
es decir, en el concepto que el sujeto tiene de sí mismo. La persona toma una
serie de características como estables y propias (identidad estable e inflexible), ocasionando una intolerancia a
nuevas posibilidades.
Orientación existencial
En la depresión mayor, su orientación existencial se caracteriza por el orden (del mundo
vital y de las relaciones interpersonales), la conciencia (el esfuerzo de
prevenir la culpabilidad), la hipernomía/heteronomía
(adaptación extrema a la norma) e intolerancia a la ambigüedad (incapacidad para
percibir características opuestas ante un mismo objeto).
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